Los futbolistas tienen “derecho” a lesionarse. Parece que los músicos no. Existe una idea sobrevolando el imaginario colectivo que asume que aquellas emociones tan profundas que nos transmiten los músicos no pueden ser debidas a un esfuerzo corporal. Pero sí. Para comunicar unas emociones tan sobrenaturales es necesario un esfuerzo bien terrenal. Algunas veces incluso un sobreesfuerzo. “El dedo apunta la luna, el infeliz mira el dedo”, reza un proverbio budista. La música nos puede transportar a un más allá emocional de una forma no explicable con palabras. Ciertamente queremos señal…
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