En el transcurso del ejercicio de nuestra profesión, a menudo nos preguntamos hasta qué punto la innovación educativa se encuentra en nuestras manos. Una pregunta tan “global” precisa, por contra, una respuesta llena de matices. En los extremos hallamos dos tendencias opuestas, igualmente maximalistas: una de ellas, atribuye el nivel de eficacia y calidad de la enseñanza exclusivamente a la actuación del profesorado; la otra, considera que el marco en el que tiene lugar dicha actuación limita y condiciona totalmente sus posibilidades de intervención. Es obvio que las dos suponen una …