El alumno como sujeto epistémico y existencial
Cuentan que el filósofo Pirrón, que vivió entre los años 360 y 270 a. C., convencido de que nuestras desdichas son fruto de los juicios de valores, se autoimpuso comportarse de manera ajena a todo lo que sucedía alrededor de su persona. Según su parecer, valoramos lo que acontece en función de convenciones, pero en realidad no sabemos nada acerca de lo que es bueno y de lo que es malo. Por lo tanto, sólo cabe una salida: la indiferencia. Pirrón se mostraba impasible, tanto ante la desgracia propia como ante la desgracia ajena. La búsq…
Contenido solo disponible para suscriptores
Accede a este artículo individual por solo
699.65$ IVA incluido
Descubre todo nuestro contenido sin límites
¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión