Muchos de nosotros siempre hemos considerado el verano como el período del año menos propicio para estudiar. Solamente aquellos con grandes para la concentración y el estudio consiguen superar esa seducción que, instalada en el ámbito del esparcimiento, nos pide a gritos una relajación de las costumbres que evite la caída en los mismos quehaceres que los nueve meses anteriores. Los veranos son espacios de tiempo que guardamos como un tesoro para llevar a cabo todo aquello que nos es substraído el resto del año: nadar, caminar, subir montes, visitar lugares desconocidos, leer muchos…
Contenido publicado en
Revista Eufonia - Número: 1 (October 95)
APRENDER MUSICA, ¿DONDE Y PARA QUE?- ISSN:
- Editorial Graó
- Fernando Palacios