La educación afectivosexual debe ser entendida como un derecho de niñas, niños y jóvenes, en cuya satisfacción ha de colaborar la familia, y el sistema educativo, sanitario y social. Las funciones y formas de estos ámbitos son diferentes, pero complementarios e irrenunciables.
La experiencia que presentamos se enmarca en los “Planes Municipales de Educación y Atención a las relaciones Afectivas y Sexuales de Adolescentes y Jóvenes” de dos municipios de Canarias (Los Realejos, en Tenerife, y Santa Lucía, en Gran Canaria). Fue organizado por las federaciones de AMPAS de ambas provinc…