Estoy sentada en nuestra pequeña casa a 2700 metros sobre el mar. Vivimos al pie de una montaña con aspecto de león dormido y, mirando el amplio e impresionante paisaje andino, me siento inundada por imágenes y recuerdos de las vivencias de tantos años que a mí y a mi familia nos han traído finalmente hasta este lugar. De diferentes países que están más allá de los montes que rodean nuestro hogar nos llegan casi todos los días noticias y preguntas de personas que -en el paisaje de su propia vida- están intentando salirse de las formas habituales de educar a los niños y jóvene…
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